EL SISTEMA BINOMINAL CHILENO, IMPUESTO POR LOS AMARRES DE LA DICTADURA; ACEPTADOS POR LOS "JEQUES" DE LA CONCERTACIÓN CON SU POLÍTICA DE LOS PASOS "DENTRO DE LO POSIBLE", PODRÍA TERMINAR EN UNA SITUACIÓN PARECIDA A LA DE COLOMBIA.
El presidente del PC, Guillermo Teillier, ha dicho que Piñera –mientras asistía al velorio de Volodia-, se había comprometido personalmente a impulsar cambios en el sistema binominal (discriminatorio) chileno y que éste le había dicho que no le gustaba la fórmula de Carlos Larraín con la barrera de 7% para dos diputados.
Piñera habría asegurado que tenía una propuesta diferente y se había comprometido además, a hacer que ésta fuese digna.
Teillier dice, luego de haber relatado el episodio a los diputados de la comisión, que las actuales condiciones indican que no hay espectativas de aprobar la reforma.
Textualmente: “se hace difícil creer en esta democracia, creer en este parlamento y en aquellos que pretenden representarnos en las máximas magistraturas del país”.
El dirigente insistió en que si no se lograba un acuerdo, un consenso nacional por la vía del diálogo, se llegaría a un momento de confrontación política de la que los comunistas y naturalmente, -agrego yo-, otros grupos marginados por la “democracia” chilena, amarrada todavía por la dictadura y por "la política de lo posible” de la Concertación, no serán culpables.
N.Vega
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El link, "Discurso de Pericles" conduce a los lectores, al Blog original, del que me he permitido, salvo objeción, publicar dos párrafos.
Discurso de Pericles
El Discurso Fúnebre de Pericles. Tucídides. Dos fragmentos de la bella traducción del Profesor Antonio Arbea, Chile.
TUCÍDIDES. Nació aproximadamente 460 a.C. y murió 400 a.C. Participó en la
"Disfrutamos de un régimen político que no imita las leyes de los vecinos (2); más que imitadores de otros, en efecto, nosotros mismos servimos de modelo para algunos (3). En cuanto al nombre, puesto que la administración se ejerce en favor de la mayoría, y no de unos pocos, a este régimen se lo ha llamado democracia (4); respecto a las leyes, todos gozan de iguales derechos en la defensa de sus intereses particulares; en lo relativo a los honores, cualquiera que se distinga en algún aspecto puede acceder a los cargos públicos, pues se lo elige más por sus méritos que por su categoría social; y tampoco al que es pobre, por su parte, su oscura posición le impide prestar sus servicios a la patria, si es que tiene la posibilidad de hacerlo.
Tenemos por norma respetar la libertad, tanto en los asuntos públicos como en las rivalidades diarias de unos con otros, sin enojarnos con nuestro vecino cuando él actúa espontáneamente, ni exteriorizar nuestra molestia, pues ésta, aunque innocua, es ingrata de presenciar. Si bien en los asuntos privados somos indulgentes, en los públicos, en cambio, ante todo por un respetuoso temor, jamás obramos ilegalmente, sino que obedecemos a quienes les toca el turno de mandar, y acatamos las leyes, en particular las dictadas en favor de los que son víctimas de una injusticia, y las que, aunque no estén escritas, todos consideran vergonzoso infringir....".
(Nota de N.V.: Si desea seguir leyendo el discurso fúnebre, kliquee en el link mencionado arriba y que conduce al texto completo de la traducción del citado profesor).
Notas del Traductor:
2 . Alusión a Esparta, cuya constitución –se decía– era imitación de la de Creta.
El tema de la oposición entre el espíritu espartano y el ateniense reaparecerá, implícita o explícitamente, en muchos pasajes de este retrato ideal de Atenas que aquí comienza y que ocupa los cinco capítulos centrales del discurso, desde el III al VII.
3. Probablemente alude a Roma, que algunos años antes había enviado emisarios a Atenas con el propósito de aprender de su desenvolvimiento cívico.
4. Desde antiguo, al parecer, llamó la atención esta definición de democracia, y ya un par de manuscritos medievales corrigieron el texto griego tradicionalmente transmitido, cambiando oikeîn por hékein, de modo de hacerlo decir: “...puesto que la administración está en manos de (en vez de: se ejerce en favor de) la mayoría y no de unos pocos...”. La corrección satisface también, ciertamente, las expectativas del lector de hoy, y muchos traductores modernos la han acogido. Me parece claro, sin embargo, que no se trata sino de una fácil y hasta anacrónica acomodación del original, desautorizada por la lectura de los principales manuscritos. Al caracterizar el régimen democrático como aquel en que se gobierna en el interés de la mayoría y no de unos pocos, Pericles (o Tucídides) no hace sino –con cierta ingenuidad, es cierto– afirmar que los gobiernos favorecen básicamente a quienes lo ejercen. Y en esto, la propia historia de Atenas lo respaldaba. No debemos olvidar, además, que estamos ante un texto constituyente, instaurador, donde la reflexión política está recién dando sus primeros pasos. ¡Si hasta la palabra misma democracia no tenía entonces medio siglo de vida todavía!
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